La semana pasada el Senador Demócrata Manchin de West Virginia expresó su desaprobación por el paquete de estímulo fiscal de Biden, exponiendo la frágil mayoría oficialista en el Senado. El Senador luego mostró estar abierto a discutir un paquete reducido de $1.8Tr pero con varias revisiones, dejando algo de esperanzas que luego se trasladó a los mercados.
Los temor es del Omicron parecen estar cediendo lentamente aunque la volatilidad persiste. La data muestra que esta variante se esparce rápidamente pero es menos letal, por lo que los analistas no terminan de armar un consenso sobre las posibles repercusiones en la economía. El otro frente que tiene ansiosos a los inversionistas es la inflación y un posible aumento de tasas por parte de la FED el año que viene.Todo parece indicar que el aumento de tasas empezará luego del desmontaje del programa de recompra de activos y se realizarán 3 aumentos durante el 2022. Los datos de empleo que se reportan semanalmente siguen mostrando progreso y hasta ahora son pocos los indicadores que justifican mantener la política monetaria actual por un tiempo prolongado sin que ello derive en un mayor problema inflacionario, del cual ya no se habla de que sea transitorio.
Lo impresionante de esta situación se observa en el mercado de treasuries. A pesar de toda la narrativa, el rendimiento del bono del Tesoro a 10 años no termina de despegar, lo cual habla del problema de crecimiento y deuda que tiene la mayor economía del mundo en el mediano a largo plazo. El hecho de que las tasas reales se encuentren en niveles profundamente negativos es algo para mantener en el radar.