La semana pasada la data de nuevos empleos privados subió menos de la mitad de lo que esperaba el consenso. Por otro lado, los números de desempleo están alcanzando nuevos récords a la baja tocando 4.2% luego de un sorpresivo dato de reducción m/m de 0.4 puntos; no solo eso, los datos de participación de la fuerza laboral parecen estar subiendo finalmente.
Paralelamente, los temores de inflación mantienen vivas las discusiones alrededor del aumento de tasas y desmontaje del programa de estímulo antes de lo anticipado. Tantas noticias y data que interpretar a nivel macro tiene a los mercados volátiles intentando majustarse a la realidad. Un ejemplo de ello se observa en el mercado de tasas de interés de los treasuries, donde, a pesar de la narrativa inflacionaria y de crecimiento, los rendimientos de la curva a largo plazo no terminan de despegar. El mismo 10Y que llegó a tocar 1.70% el 21 de noviembre 7 días después se ubicaba en 1.35% y se encuentra cerca de 1.40% en este momento. En conjunto con los niveles de inflación, los rendimientos reales se encuentran en niveles negativos que no se veían en años.
Por su parte, el dólar es reflejo del sentimiento del mundo financiero. Un dólar fuerte pocas veces ha demostrado ser la antesala a un boom de crecimiento en EEUU o el resto del mundo. Menos para los Mercados Emergentes, que suelen ir inversamente correlacionados al comportamiento de la moneda americana. En el gráfico de la derecha se aprecia el comportamiento del ETF de acciones latinoamericanas (ILF) en la parte superior, comparado con el índice que sigue al dólar vs una canasta de monedas y a simple vista seobserva la correlación inversa.